Anécdotas del histórico concierto de Paul McCartney en Bogotá
Aprendió de una traductora las expresiones colombianas que usó ante el público el jueves pasado.
El viernes, en horas de la tarde, mientras el avión privado de Paul McCartney despegaba del aeropuerto de antinarcóticos, en Catam, con rumbo a Brasil, sus fanáticos colombianos aún se reponían de una especie de resaca maravillosa: '¿Acaso todo fue un sueño o este concierto ocurrió realmente?'.
No era para menos: la presentación de dos horas y 45 minutos del artista -en la connotación más completa de la palabra- estuvo cargada de imágenes para la posteridad. Un tren de emociones arrolló a las más de 30.000 almas que, ya fueran fanáticos o simples oyentes ocasionales, tenían algún recuerdo de cada canción y la cantaban en voz alta. Fue una noche que resumió 50 años de espera.
¿Sexagenario? En esas casi tres horas, McCartney (de 69 años) solo tomó agua para humedecer la garganta en una ocasión, pero interpretó 38 canciones de todas sus bandas: Beatles, Wings, The Fireman, así como su carrera en solitario. Bailó, corrió, interpretó su bajo Hofner -que usaba el bajista de Elvis Presley, Bill Black-; sus guitarras eléctricas y acústicas, ukelele, mandolina y piano ¡Y aún tenía energía!
"Primero canten los varones (...) ahora, canten las mamacitas", dijo en algún momento, evidenciando, como lo hizo en casi todo el concierto, que no solo habla un español decente, sino que además llega a cada país a seguir aprendiendo: horas antes del concierto, le pidió a su intérprete -insistió en que fuera una mujer- que le dijera cosas de Colombia, y en ocho horas que estuvo en el camerino, junto a su esposa Nancy Shevell, aprendió términos como "parcero"
En lo musical, McCartney fue electrizantemente roquero, con descargas como Let Me Roll It, Jet, Helter Skelter, Day Tripper, Get Back, Lady Madonna o Back in the U.S.S.R.; abiertamente emocional, con A Day in the Life, Let it Be, Yesterday y Hey Jude, y épicamente cinematográfico con Live and Let Die, en medio de la pirotecnia, como debía serlo una canción escrita para James Bond.
Y lo más emotivo: sus homenajes a George Harrison, con Something, y a John Lennon, interpretando Give Peace a Chance, y la canción que le escribió cuando fue asesinado, Here Today. Su banda, On The Run, también se lució, en particular su baterista, Abe Laboriel Jr. -hijo del bajista Abraham Laboriel-, por su potente compás y su carisma.
Tres veces retornó Sir Paul ante el llamado del público, algo que hace en todos los conciertos de la gira, pero siempre parece sorprender. Las dos últimas tandas, las más emotivas -que se vieron en TV- fueron un repaso beatlemaniaco que terminó, de manera lógica, con The End
Al final, tras una aparición con la bandera de Colombia en las manos, una promesa: "Nos vemos la próxima".
Los amigos Paul y Chucho
McCartney hizo algo en Bogotá que no había hecho en el resto de la gira: interpretar la canción Hope of Deliverance. Antes de comenzar, el exbeatle advirtió que esto era un regalo especial para los colombianos. Lo que no contó fue por qué lo hizo: su amigo Chucho Merchán se lo había sugerido, unas horas antes.
El bajista bogotano es viejo amigo de McCartney, desde los años 80 (también de David Gilmour y Chrissie Hynde), cuando ambos estaban en la escena musical británica. Ya aquí, antes del concierto, se vieron para recordar anécdotas. Y en ese momento, le dijo "Paul, aquí en Colombia Hope of Deliverance fue un éxito".
Entonces, cuenta Merchán, McCartney decidió ensayarla con su banda. Fernán Martínez recuerda que el exbeatle quería escuchar la referencia original de la canción y le pidió que le consiguiera el CD (Off the Ground, 1993): "buscamos ese disco en las tiendas y no aparecía por ninguna parte".
Merchán, quien además de leyenda musical ahora es reconocido como uno de los máximos opositores de la tauromaquia, había ido a ver a McCartney con un plan: "Como Paul es vegetariano, quería que nos prestara su influencia para presionar a ver si acabamos con la cuestión taurina en Bogotá (...) Sé que a Petro y a Santos les gustan los Beatles, así que quería que Paul posara con unos carteles. Y ahí nos tomamos las fotos, pero aún no las ha aprobado su gente de relaciones públicas".
Luego, en el concierto, Merchán, que estaba a un lado del escenario, brincó al escenario en un momento particular y envolvió a McCartney con una bandera: "Me parecía un toque bonito y yo salí y se la entregué. Me felicitó y me dijo que apoyaba mi causa. Y después del concierto nos fuimos juntos con la banda y la pasamos superbién en el hotel, contando historias".
'Fue más difícil conseguir el estadio que a McCartney'
Fernán Martínez salió avante en la aventura de organizar en 28 días uno de los espectáculos más exigentes de los últimos tiempos, llamado por algunos 'el concierto de la historia'. El exmánager de Juanes contó cómo fue el proceso de conseguir a Paul McCartney: "Comenzó una especie de licitación y yo tenía la propuesta más pequeña (en dinero) de todas (las de los demás empresarios de conciertos), pero yo sabía que yo lo ganaba, por la campaña de mercadeo", asegura Martínez, quien, tras firmar con el artista, consiguió patrocinadores en la empresa privada y los medios.
Barry Marshall, mánager de McCartney, estudió las propuestas y, según el empresario, lo escogió por sus relaciones internacionales: "Confiaba y estaba contento. Me dijo: 'Fernán, quiero que tú lo hagas, apuesto por ti' (...) El tema es entender al mánager".
Recuerda que casi 'tira la toalla': "El primer patrocinador se cayó y ese día crítico todo salía mal. Yo soy optimista, pero pensé que eran señales rojas que me llegaban, pensé no mandar la plata y salirme de esto, pero cuando vino la parte política, el manejo fue muy chévere".
Lo más difícil, asegura, fue conseguir El Campín: "Acá había que crear el negocio, una cantidad de reuniones y no entendía las cosas políticas (...) El IDRD actuaba para prevenirse. Recibían cantidades de advertencias. Ellos querían, el Alcalde quería, pero tenían miedo político".
Ya cerca del día del concierto, lo acosaban con la advertencia de la lluvia: "Yo decía '¡qué chamanes, no va a llover!' (...) Al retirar las estibas -ayer- fue el verdadero descanso".
"Es un jonrón con bases llenas haber presentado el mejor concierto que se ha hecho en Colombia. Abrir el estadio era un objetivo que tenía hace mucho tiempo", concluyó.
'Gramilla no sufrió daños': Gustavo Petro
Ayer, el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, aseguró que la gramilla del estadio El Campín no sufrió "daño alguno" tras la presentación del cantante Paul McCartney.
Según el mandatario, un estudio técnico realizado por el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) reveló que el césped no había sufrido maltrato. Uno de los arquitectos encargados de elaborar y mantener el drenaje de la cancha y de tenerlo a punto para el pasado Mundial Sub-20, le dijo a EL TIEMPO que el terreno había amanecido ayer en buenas condiciones. "La prueba a nivel de superficie es positiva. Le haremos un leve corte y peinaremos la cancha para que esté lista para el juego del próximo miércoles", precisó el experto.
Carlos Solano
Cultura y Entretenimiento
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